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La lengua de Esopo: los niños, la comida e internet en tiempos de obesidad

Esopo fue un autor y narrador de fábulas de la antigua Grecia, un hombre de gran cultura, que fue capturado como esclavo. En cierta ocasión, el rey iba a organizar un banquete, y pidió a Esopo que cocinara los mejores platos del mundo. Esopo cocinó lengua, en todas sus variantes (asada, en escabeche, glaseada, etc.)
El rey preguntó a Esopo por qué consideraba la lengua como el mejor plato del mundo, a lo que éste respondió: "la lengua es lo que permite la comunicación entre las personas, la colaboración, el entendimiento. Es el órgano con el cual articulamos las palabras para recitar poesías y entonar canciones. Es el órgano que nos permite vocalizar nuestros sentimientos, transmitir palabras de aliento, de apoyo y de amor". Tanto el rey como sus invitados quedaron deslumbrados por la visión de Esopo, y le encomendaron que para el día siguiente presentara un banquete con los peores platos del mundo.

Llegó el día del segundo banquete, y Esopo sirvió lengua en todas sus variantes, tal como lo había hecho la noche anterior. El rey, furioso por lo que consideró una desobediencia, pidió una explicación, a lo que Esopo contestó: "has de saber, señor Rey, que la lengua es la causa de las mayores desdichas del mundo: es el órgano con el cual se articulan las palabras que expresan mentiras y odio. La lengua es el vehículo para difamar, proferir insultos, incluso para declarar guerras".



¿Qué nos enseña Esopo con esta fábula? La lengua -como cualquier otro instrumento- puede ser buena o mala, depende de cómo se use. En estas líneas abordaré el uso que hacemos de otros instrumentos que ahora sabemos no son "buenos" ni "malos" de por sí, nuestro problema es si hacemos de ellos un uso constructivo o destructivo...

Como punto de partida comencemos revisando ciertos datos de la realidad, para conocer en qué situación nos encontramos: según datos relevados por CDC.gov (Centros de Control y Prevención de Enfermedades del Gobierno de los Estados Unidos), entre los años 2017 y 2021 el 19,7% de los niños norteamericanos de 2 a 19 años son obesos. Estamos hablando de 14,7 millones de niños, que sufren un riesgo aumentado de enfermedades como hipertensión, colesterol elevado, diabetes tipo 2, problemas respiratorios y problemas articulares, entre otros.



Otro dato llamativo es que la prevalencia de obesidad aumenta con la edad: 12.7% en la faja 2-5 años, 20.7% en la faja 6-11 años, y 22.2% en la faja 12-19 años, de modo que en el último grupo -que podríamos redefinir como adolescentes y pre adolescentes- tenemos un 22.2% de jóvenes obesos.

Un fenómeno paralelo e interrelacionado es el estilo de vida y de alimentación de esos niños. El lector podrá adivinar que la alimentación está fundamentalmente basada en comida chatarra, y la actividad lúdica se limita a videojuegos, redes sociales y pantallas de tablets, teléfonos móviles y computador. Los jovencitos de más de 11 años, fundamentalmente varones, también comienzan el consumo de contenidos para adultos.



Primer factor "lengua de Esopo": las pantallas de los dispositivos digitales

Para los padres o personas con niños a cargo, el camino más sencillo para "entretener" a un niño es ponerlo frente a una pantalla digital: ¡el niño estará tranquilo por horas! Algunos padres y abuelos agradecen que existan estas tecnologías capaces de entretener a un niño sin límites, lo que ven sin duda como un gran avance de la ciencia para facilitar nuestras vidas (así como otros inventos de la vida moderna, como el aire acondicionado, los lavarropas, etc.)

Como todo en la vida, los videojuegos, las redes sociales, las computadoras y los teléfonos móviles no son de por sí malos si se utilizan con propósitos razonables y en la dosis justa... pero cuando su uso es abusivo y presenta patrones de adicción, es momento de empezar a preocuparse.

El uso de Internet desde una PC, tablet o teléfono móvil es una puerta abierta a todo el conocimiento del mundo, nos sirve para buscar soluciones a problemas, para encontrar arte, buena música, narraciones, saber más acerca de otras culturas, lugares, comidas, ideas, historias, etc.Los niños van a usar Internet imitando el uso que ven en sus referentes: ¿qué clase de uso le da usted a Internet?



Segundo factor "lengua de Esopo": la comida

En estos tiempos tanto niños como adultos tienden a adquirir costumbres de alimentación completamente monótonas (por ejemplo: solo pizza), con una gran resistencia a probar comidas fuera de su rutina... esto conlleva un riesgo de malnutrición, ya que la comida chatarra carece de muchos nutrientes mientras tiene altos valores de sustancias nocivas (como las infames "grasas trans", por ejemplo).
Es común una total desconexión con la naturaleza de los alimentos, ignoramos si estamos comiendo una comida de origen animal, vegetal, o sintética. La rutina de consumo de alimentos ultra procesados nos aíslan y no nos permiten adivinar el origen de lo que comemos, basta con que salga de un paquete que en su etiqueta diga "comida"...

Para ilustrar el problema de otro modo: los dueños de mascotas habrán tenido oportunidad de experimentar que sus animalitos desarrollan una marcada preferencia por ciertas marcas de raciones balanceadas... hasta tal punto que luego no comen si cambiamos de marca, o si intentamos darles comida "real" (como la que alimentó a sus antepasados durante miles de generaciones). Si no le damos la ración de su marca "preferida", el animalito simplemente no come y llora. ¡Qué sabio es nuestro animalito, que reconoce la superioridad nutricional de la ración marca "X"! ¿O acaso la ración esté formulada para volverlo adicto?

En el caso de los alimentos para humanos, la ley prohíbe el uso de muchas sustancias adictivas en las formulaciones, pero sin embargo otras sustancias claramente adictivas se pueden emplear libremente, por ejemplo: el azúcar (NIH National Institutes of Health, USA).

La mala alimentación causa obesidad y enfermedades, la buena alimentación es fuente de salud, la alimentación mixta obtiene resultados mixtos...



Una solución para quienes tengan tiempo, ganas, inteligencia y amor suficientes

Los niños y adultos que tengan desarrollado un patrón de adicción -sea alimentario, de uso abusivo de dispositivos digitales, o ambos- lamentablemente requerirán un tratamiento terapéutico: no estoy exagerando, ya que la recuperación de estas adicciones debe lidiar con un síndrome de abstinencia y recaídas tal cual si se tratase de adicción a sustancias.

Pero si el problema de alimentación restringida, o el mal uso exagerado de dispositivos digitales no llega a ser completamente patológico (por ejemplo, si los niños aún acceden a una invitación a pasear o a jugar a la pelota), entonces estaremos a tiempo de incentivarlos a actividades que gradualmente les permitan migrar a un consumo razonable de internet y comida.

La simple prohibición de la PC o el teléfono celular no funciona, ya que se debe vencer una resistencia desproporcionada, de modo que resulta más inteligente abordar estrategias que involucren el uso del dispositivo para fines más constructivos, como por ejemplo, para buscar algún dato que permita resolver un problema de la vida diaria, por ejemplo: qué vamos a merendar ahora. Una posible estrategia: encontrar y elaborar con el niño una receta de cocina sencilla, que se busca online (un buen uso para los dispositivos digitales) y se aplica offline, invitando a una actividad del mundo real. La conexión del niño con el proceso de elaboración de comida real le llevará a redimensionar su percepción de los alimentos. Involucrarse en la elección de la receta para cocinar un plato nuevo disminuirá su resistencia a probar nuevos platos: ¡Cómo no vamos a probar la comida que acabamos de cocinar!

Lamentablemente estas soluciones no están al alcance de todos los niños, ya que en primer término hace falta un adulto con la voluntad para encauzar el problema dedicando un poquito de tiempo y esfuerzo, aún siendo más fácil dejar al niño "enchufado" en el teléfono móvil o los videojuegos. Pero poner límites también es un acto de amor, por eso nuestros padres nos obligaban a lavarnos los dientes a quienes hoy disfrutamos de una dentadura sana.

Los adultos con niños a cargo deben entender que en Internet hay mucho más que Netflix y Facebook. Existen miles de recursos con actividades interesantes para compartir con niños, para enseñarles a usar Internet como una magnífica herramienta para hallar información útil y romper con los patrones de entretenimiento barato y adictivo. Esto es lo que buscan iniciativas como teddycook.com: brindar a los adultos los recursos para ayudarlos a compartir la cocina con niños, para usar Internet de forma inteligente, para entretenerse elaborando comida sana, para valorar los alimentos y compartir momentos de creatividad y diversión constructiva. Un privilegio que 14,7 millones de niños americanos no pudieron tener. Un "privilegio" que no debería serlo, y estar al alcance de todos los niños.